Para Kanade Amakusa, la vida en el instituto debería haber sido normal, y lo habría sido, si no viviera con la maldición más ridícula que se pueda imaginar. La "Elección Absoluta", un sistema impuesto por un autoproclamado dios, le presenta aleatoriamente una selección mental de acciones que debe llevar a cabo en función de su elección. Para agravar su dilema, tiende a ocurrir en los lugares más públicos, y sus opciones nunca parecen desviarse de lo grosero y burdo por naturaleza.

Como resultado, el indefenso chico pasa el día estresado, tratando de reparar su ya empañada reputación mientras reza desesperadamente para evitar el siguiente episodio espontáneo de Elección Absoluta. Para su consternación, el responsable siempre va un paso por delante de él y procede a "elegirle" no tan sutilmente en la vida de varias chicas de su escuela. Justo cuando la vida escolar de Kanade no puede parecer más condenada, una decisión que elige a regañadientes de camino a casa hace caer del cielo a una hermosa chica, junto con la promesa de más elecciones histéricamente infernales.