Fushihara-san pasa la mayor parte de su tiempo pegada al ordenador de su oficina, trabajando regularmente en horas extras como una esclava corporativa, incluso después de que todos sus compañeros se hayan ido a casa. Al percatarse de su insalubre situación, un fantasma en forma de niña que se rumorea que frecuenta el edificio se encarga de asustar a Fushihara-san para que salga de la oficina y así aliviar su estrés. Sin embargo, la abrumadora ternura del fantasma sólo consigue lo contrario y motiva a Fushihara-san a trabajar aún más. Aun así, la presencia de esta adorable alma sólo traerá más positividad y felicidad a la vida de Furuhashi-san a medida que ambos pasen más tiempo juntos.